La literatura es una de las disciplinas artísticas que más Historia nos permite aprender, porque nos habla del momento en el que fue escrito, a través de lo que se escribe y se deja de escribir, y también nos habla del período en el que está ambientada la obra. Cada libro que se escribe es una pequeña parte de su autor y como tal nos muestra una parte de su interior.
Para poner un ejemplo de este aprendizaje y eliminar a la vez el problema de las falsificaciones que a veces hay en el arte, pondré como ejemplo el "Quijote de Avellaneda", el más importante intento de imitación de la obra de Cervantes en vida del autor, hubo otras. Este y otros intentos de imitación del Quijote nos habla de una sociedad en la que el trabajo manual es despreciado y para evitarlo nada mejor que recurrir al trabajo de otros.
Como el cómic es una disciplina que aúna varias artes, quiero centrarme hoy en su vertiente literaria mayormente.
La Liga de los Hombres Extraordinarios, de Alan Moore, es un fresco de la Historia desde el siglo XIX al siglo XXI. Esta labor monumental, Moore la hace en cuatro cómics. Pero lo interesante no es su labor de síntesis, sino cómo consigue utilizar las obras literarias del momento histórico que trata para contar una historia entretenida.
La Liga de los Hombres Extraordinarios, de Alan Moore, es un fresco de la Historia desde el siglo XIX al siglo XXI. Esta labor monumental, Moore la hace en cuatro cómics. Pero lo interesante no es su labor de síntesis, sino cómo consigue utilizar las obras literarias del momento histórico que trata para contar una historia entretenida.
Por razones de espacio solo hablaré de la primera parte de la serie, que se centra en las postrimerías del siglo XIX. Un agente al servicio secreto británico, Campion Bond (supuesto abuelo del espía James Bond de Ian Fleming), está reuniendo un grupo de personajes especiales para llevar a cabo la investigación de quién ha robado el elemento que permitirá a Inglaterra llegar a la Luna, la cavorita (Los primeros hombres en la Luna de H.G. Wells). En el curso de la investigación, Mina Murray, Allan Quatermain, el Capitán Nemo, el Doctor Jekyll (y Mr. Hyde) y Hawley Griffin (el Hombre Invisible).
A través de las andanzas de estos personajes Moore nos muestra las miserias de ese todopoderoso Imperio Británico del siglo XIX, la pobreza, y la consiguiente delincuencia; el colonialismo y la misoginia del momento.
Intentar describir este cómic de una forma más profunda con palabras es algo que considero imposible si no es un libro y por ello quiero dejar una lista de personajes literarios aparecidos en este primer episodio, para intentar mostrar el trabajo tan grande y la desbordante creatividad del autor:
A través de las andanzas de estos personajes Moore nos muestra las miserias de ese todopoderoso Imperio Británico del siglo XIX, la pobreza, y la consiguiente delincuencia; el colonialismo y la misoginia del momento.
Intentar describir este cómic de una forma más profunda con palabras es algo que considero imposible si no es un libro y por ello quiero dejar una lista de personajes literarios aparecidos en este primer episodio, para intentar mostrar el trabajo tan grande y la desbordante creatividad del autor:
- Allan Quatermain (Las minas del rey Salomón, H.R. Haggard).
- Wilhelmina, Mina, Murray (Drácula, Bram Stoker).
- Capitán Nemo (20000 eguas de viaje submarino, Julio Verne).
- Auguste Dupin (Los crímenes de la calle Morgue, Edgar Allan Poe).
- Henry Jekyll (El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, Robert Louis Stevenson).
- James Moriarty (El problema final, Arthur Conan Doyle. Es su primera aparición, es el antagonista de Sherlock Holmes en numerosas novelas).
- Sherlock Holmes (Estudio en escarlata, Arthur Conan Doyle. Es su primera aparición de una larga serie).
- Rosa Belinda Coote (El colegio de monjas, o las primeras experiencias de una joven flagelante, publicada bajo el seudónimo de "Rosa Coote").
- Hawley Griffin (El hombre invisible, H.G. Wells)
- Samuel Ferguson (5 semanas en globo, Julio Verne).
No quiero dejar fuera a la parte del dibujo y por ello Kevin O'Neill merece al menos una mención, porque sin sus dibujos los ambientes de Limehouse o del East End serían menos sórdidos y menos realistas históricamente.