Rorschach es a primera vista el personaje más simple de todos los que aparecen en Watchmen, debido principalmente a que no realiza concesiones de ningún tipo a aquel que considera su enemigo, tiene claro aquello que es bueno y que no y lo persigue como un perro de presa.
Dejando aparte la evidente psicopatía del personaje, Rorschach nos sirve para explicar de una manera, creo que bastante accesible uno de los rasgos que caracterizaron al período de la Guerra Fría, la división del mundo. Bien es sabido que la Historia la escriben los vencedores y este es uno de los períodos que mejor lo refleja, el bloque capitalista ganó este enfrentamiento y por ello consideramos que en esta historia ellos eran los buenos, aquel que no estuviera de su lado era del otro bando, es un mundo en blanco y negro (como la máscara de Rorschach) en el que el gris no existe (como así piensa Rorschach).
Este sistema maniqueísta ha sido sustituido en la actualidad por otro en el que las alianzas son cambiantes y dependen de los interese del momento, es decir, es un sistema dominado por el pragmatismo, que persigue metas sin importar los pasos previos (como Ozymandias en la obra, que será analizado más tarde). Este hecho también aparece en el cómic, pues mientras Rorschach muere debido a que no encaja en el nuevo sistema Ozymandias vive.
Cuando en un principio escribí que era uno de los personajes más simples esperaba la llegada de este desmentido, que aunque es cierto que tiene poco que ver cin la vertiente histórica creo que muestra la dimensión humana que alcanzan los personajes de Moore, precisamente una de las cosas que buscamos en parte en este blog, buscar el sentimiento en la Historia que se escapa en un libro. Rorschach morirá, pero lo hace sin renunciar a sus valores, se niega hasta el final a aceptar que el interés vaya a mover el mundo donde vive, por eso desaparece y acepta este hecho como algo inevitable.